Vampiros y bdsm

14.09.2021

Pues sí, parece que hoy nos hemos puesto creativos. «¿Qué tendrán que ver los vampiros y el bdsm?», preguntaréis. Pues lo cierto es que más de lo que parece, porque es mucho lo que tienen en común un Amo de bdsm y la clásica figura del vampiro, tal y como se ha desarrollado desde el Drácula de Bram Stoker, obra a la que, para bien o para mal, han seguido incontables versiones de la terrible, oscura y poderosa figura del vampiro. Y, oh sorpresa, es ahí precisamente donde radican los paralelismos entre el bdsm y los vampiros. ¿No me crees? Entonces sigue leyendo, pues pronto cederás a la evidencia.

Un vampiro, por regla general, está representado como una figura de poder, como un ser que se mete en la mente de sus víctimas y que utiliza su oscuro influjo para seducirlas y esclavizarlas, pero lo hace de forma tan magistral que sus víctimas no solo no tratan de liberarse de sus invisibles cadenas, sino que convierten al vampiro en un objeto de adoración, en un ser superior a ellos al que con frecuencia se entregan libremente, tan solo por el placer que les supone servirle. Para el vampiro, sus esclavos humanos son poco más que ganado, que mascotas que utiliza para alimentar su sed, y, al hacerlo, al beber de ellos, no solo satisface su hambre, sino que siente un placer inconmensurable que algunos autores, como Kim Newman (autor de numerosas obras relacionadas con los vampiros y ganador de un premio Bram Stoker a la mejor obra no ficticia por un ensayo sobre literatura de terror), no dudan en describir con un claro paralelismo entre el placer sexual y el placer que recibe un vampiro al alimentarse con la sangre de una víctima.  

En bdsm, el Amo (Master en terminología inglesa) es aquel que realiza el acto de dominación de la otra parte, del miembro sumiso de la relación. Esa dominación, contrariamente a la idea que parece más extendida en sociedad, no es tanto física (que también) como mental. Esto significa que, si bien es cierto que con frecuencia se utilizan cuerdas y esposas, son las cadenas invisibles que establece el Amo en la mente de la sumisa las que más férreamente aprisionan a esta, hasta el punto de que, como si de la víctima de un vampiro se tratase, la sumisa se entrega a su Amo con devoción y agradecimiento, feliz al saberse suya (en el término más amplio de la palabra); una esclava, mascota o juguete (o todo a la vez) para un Amo que, a ojos de su sumisa, se convierte, como el vampiro, en objeto de adoración. Y todo ello fruto de la dominación mental que ejerce el Amo, de su oscuro y placentero influjo en la mente de su sumisa, quien queda seducida y completamente entregada.

No tenemos claro si va a sacar los colmillos o el látigo.
No tenemos claro si va a sacar los colmillos o el látigo.

Cabe recordar, pese a todo, que el bdsm necesita sostenerse sobre tres pilares para ser seguro: sane, save and consensual, o, lo que es lo mismo, sensato, seguro y consensuado. Si tenéis alguna duda al respecto, os invito a revisar la entrada de este mismo blog en la que os expliqué en qué consiste, pues solo respetando esas tres normas podremos disfrutar de una relación bdsm completa y satisfactoria para ambas partes. Podéis encontrar dicho artículo AQUÍ.

Poco más que añadir al tema de hoy, una curiosidad a la que bien valía la pena dedicar una entrada del blog. Como curiosidad, un dato: la saga de novelas Cincuenta sombras de Grey, bdsm blando para no iniciados, nació como un fan-fic erótico de la saga Crepúsculo. Más allá de la escasa calidad literaria de ambos, es fácil encontrar ahí esas similitudes entre vampiros y Amos de las que os hemos hablado, ¿no os parece?

¡Volveremos la semana que viene con más artículos!