Las cinco filias sexuales más raras
Hoy vamos a tratar un tema un poquito diferente de lo habitual, y lo haremos con todo el sentido del humor que seamos capaces. Pero, eso sí, siempre desde el respeto. Lo cortés no quita lo valiente, ¿verdad?
Misofilia. Empezamos con una particularmente graciosa, aunque también algo asquerosa (en el sentido más literal de la palabra): la atracción sexual por la ropa sucia. Se nos ocurren no pocas preguntas respecto a esta filia, tales como el nivel de suciedad requerido en la ropa para causar excitación sexual. ¿Qué pasa si, estando en el trabajo, te tiras el café encima? ¿Y si pasas por delante de una lavandería? Más allá del chiste fácil, nos da la sensación de que debe ser una filia especialmente incómoda. Además, ¿cómo consiguen los afectados por misofilia poner la lavadora?
Espectrofilia. Sí, es justo lo que parece: excitación sexual por fantasmas y espectros. Teniendo en cuenta que lo de ver esa clase de criaturas suele deberse más a una cuestión de fe que a otra cosa, no podemos evitar preguntarnos el alcance de esta filia. Es decir, ¿qué pasa si una persona afectada por ella pasa junto a un cementerio y está convencida de que se encuentra lleno de fantasmas y espectros? Por regla general la gente se asusta cuando sucede algo susceptible de atribuirse a un fantasma, como un objeto que se cae solo o un ruido que no conocemos. ¿Pero qué les sucederá a estos individuos? Debe ser muy cómico ver que alguien tiene una erección porque ha oído un ruido raro, ¿verdad?
Formicofilia. Por estrafalario que pueda parecer, hay gente que siente excitación sexual ante la sensación de tener sobre sus partes íntimas toda clase de bichos, desde hormigas hasta lombrices, pasando por caracoles, escarabajos, babosas, moscas o incluso pequeños animales, como un hámster o una rana. Pero no solo eso, sino que también se excitan si esos animales se introducen por sus partes íntimas, o incluso si les pican o les muerden. Ante tan descabellada situación tan solo me viene a la cabeza aquel chiste que terminaba con un "es mi hámster y me lo follo como quiero". ¿Os lo sabéis? ¿No? ¡Pues mejor para vosotros!
Dacrifilia. Existe gente, al parecer, que se excita sexualmente al ver llorar a otros, sea de forma contenida o mediante un llanto incontrolable. Si bien no puedo evitar preguntarme las connotaciones psicológicas de una filia semejante, lo que realmente me intriga es la duda de cómo se sentirán esas personas cuando, estando en la calle, vean o escuchen llorar a alguien. ¿Se excitarán? Y, de ser así, ¿tiene alguna importancia en el nivel de excitación quién llore? Porque, seamos sinceros, excitarse ante el llanto de un bebé puede resultar extremadamente perturbador.
Tecnosexualismo. Estamos ante algo que hemos visto ya en no pocas películas de ciencia ficción: la atracción sexual por los robots. Sin ánimo de entrar en el chiste fácil de si un robot de cocina o un robot aspirador también excitan a los afectados por tecnosexualismo, lo cierto es que existen numerosas empresas que se dedican a crear muñecas y muñecos sexuales extremadamente realista. No es descabellado preguntarse si en un futuro no muy lejano estos muñecos serán reemplazados por robots. ¡Desde luego sería fantástico para los que sufren tecnosexualismo!
¡Nos vemos la semana que viene! Hasta entonces, disfrutad de las vacaciones de verano. ¡Y mucho cuidado con los golpes de calor!