Guía para crear personajes de novela erótica (2)
Si la semana pasada os hablamos de cómo dar forma a un buen personaje protagonista de novela erótica, esta semana vamos a hablar de algo que es tan importante o puede que incluso más que el protagonista: el antagonista.
EL ANTAGONISTA.
Hablar de antagonistas en una novela erótica es complicado, porque no necesariamente vamos a encontrar a alguien en el rol de rival o adversario del protagonista. Sin embargo, y en cierto modo, sí podemos considerar como antagonista al, por así decirlo, pareja de baile del protagonista. Si ponemos como ejemplo la novela ¿Soy tuya? (si todavía no la has leído, puedes conseguirla AQUÍ) de Xakura O´Hara, el antagonista de Judith/Eve sería Allan/Alex, puesto que la historia narra lo que podría considerarse como un duelo de seducción en el que él trata de seducirla a ella y ella se muestra esquiva pero no por ello poco interesada. A lo largo de la novela se establece una especie de baile entre ambos, en el que se rondan el uno al otro, pero no llegan a encontrarse, hasta que finalmente se da ese encuentro de forma absolutamente explosiva.
Volvamos al tema que nos ocupa: el antagonista. La autora nos ofrece en Judith/Eve un personaje interesante, apasionado, sexy y profundo. Si vamos a ponerle un "compañero de baile", necesitamos un personaje (el antagonista) que resulte al menos igual de bien construido y de interesante que ella, o incluso más. Ese antagonista tiene que ser también interesante, sensual y profundo, pero además ha de ser misterioso, elegante... Ha de ser un personaje que llame la atención, que sea atrayente. No en vano debe justificarse porque alguien como Judith/Eve siente esa feroz atracción por él, y una mujer como ella no se sentiría tan poderosamente atraída por cualquiera.
Con todo esto se pretende dar a entender que, como suele pasar en las buenas historias, el antagonista no solo debe estar a la altura del protagonista, sino que debe superarlo. Se dice que un personaje es tan bueno como su antagonista, y no se dice en vano. Un buen antagonista puede salvar una novela incluso cuando su trama y su protagonista resultan flojos
PERSONAJES SECUNDARIOS.
Es conveniente introducir personajes secundarios, aunque no necesariamente deben verse involucrados en la historia entre protagonista y antagonista. Hay que advertir que la ausencia de personajes secundarios que permitan introducir escenas y diálogos fuera de ese conflicto principal va a ser un gran inconveniente en la historia, pues esas escenas y diálogos nos darán la oportunidad no solo de mostrar al lector cosas sobre los personajes principales que no podríamos mostrar de otra forma, sino que también ayudará a hacer avanzar la trama de forma ligera y cómoda de leer. La carencia de estos personajes, y por extensión la falta de oportunidad de desarrollar diálogos que muestren cómo se sienten los personajes principales, dará lugar a largos soliloquios en los que los pensamientos de dichos personajes tendrán todo el protagonismo. Esto, que no tiene por qué ser malo por sí mismo, puede resultar extremadamente cargante para el lector si no se sabe desarrollar debidamente. Los diálogos, por regla general, siempre resultarán más frescos, ligeros y fáciles de leer.
No resulta necesario complicarse mucho las cosas con estos personajes secundarios. Pueden ser amigos, parientes o incluso compañeros de trabajo de los dos personajes principales, y no necesitan estar desarrollados para cumplir su función. De hecho podemos recurrir a clichés, como la amiga solterona o el hermano golfo, pues incluso así harán perfectamente su papel.
¿Qué tal si probáis? ¡Cread vuestros propios personajes según los consejos que os hemos dado, y ved qué tal funcionan!